martes, 18 de septiembre de 2012

El síndrome de alienación parental: una forma de maltrato infantil


El síndrome de alienación parental: una forma de maltrato infantil
The parental alienation syndrome: a way of mistreatment on children


C. Segura1, MJ. Gil2 y MA. Sepúlveda3
1 Licenciada en Psicología. Experta Universitaria en Criminología y en Mediación y Orientación Familiar. Coordinadora de Punto de Encuentro Familiar de Sevilla.
2 Licenciada en Psicología. Experta Universitaria en Mediación y Orientación Familiar. Psicóloga de Punto de Encuentro Familiar de Sevilla.
3 Especialista en Medicina Legal y Forense. Experta en Mediación y Orientación Familiar. Supervisora del Programa Punto de Encuentro Familiar de Sevilla.



RESUMEN
El modelo tradicional de familia ha sufrido grandes cambios en los últimos años existiendo en las últimas décadas un gran incremento de separaciones y divorcios. Es importante garantizar el derecho fundamental de los/as menores a relacionarse adecuadamente tanto con su padre como con su madre manteniendo todos sus vínculos. Sin embargo, hay situaciones en las que existen obstaculizaciones por parte de uno de los progenitores a las relaciones de sus hijos e hijas con el otro progenitor que desembocan en el Síndrome de Alienación Parental, una de las formas mas sutiles de maltrato infantil, casi desconocida hasta ahora, pero que está cobrando vigencia día a día y que produce un grave daño en el bienestar emocional y en el desarrollo de los menores que lo sufren.
En este trabajo se estudia el Síndrome de Alienación Parental como forma de maltrato infantil y se exponen algunas de las conductas maltratantes por parte de las personas que lo ejercen. Finalmente, se presentan dos casos extraídos de la práctica del Servicio Punto de Encuentro Familiar de Sevilla, donde se detecta la existencia de este síndrome, y se analizan las consecuencias psicopatológicas que estas situaciones desarrollan en la infancia así como las vías de intervención.
Palabras clave: Divorcio, Punto de Encuentro Familiar, Síndrome de Alienación Parental, Maltrato Infantil.

ABSTRACT
The traditional model of family has suffered in the last years important changes and a great increase of splitting and divorces have been produced. It's important to guarantee the fundamental right of children to be related adequately with both parents, mother and father, keeping on all their affective attachments. However, sometimes one of the progenitors hinders the relationship among the other one with their children, and it leads to the Parental Alienation Syndrome, one of the most subtle ways of mistreatment in children, almost unknown up to now, although it is getting transcendence since it produces an important damage in the emotional welfare and the development of children affected.
Parental Alienation Syndrome is presented in this paper as a way of children abuse and some kind of mistreating behaviours, psychopathological consequences on childhood and the ways to intervene are exposed. Two cases taken from our experience in the Familiar Meeting Point Service of Seville, where the existence of this syndrome has been detected, as well as the ways of intervention are also presented.
Key words: Divorce, Familiar Meeting Point, Parental Alienation Syndrome, Children Mistreatment.


Introducción:
La infancia es la etapa más bella de la evolución hacia la madurez, en la que existe una gran vulnerabilidad que debe ser protegida. Se considera que la familia es la primera fuerza (en el tiempo y por su trascendencia) que interviene modulando las experiencias infantiles determinando conductas y participando en la personalidad progresiva [1], es en ella donde nos tenemos que centrar para dar explicación a las conductas y comportamientos de nuestros menores.
El modelo tradicional de familia en los últimos años ha sufrido grandes cambios, tanto en sus estructuras como en sus interacciones, existiendo en las últimas décadas un enorme incremento de separaciones y divorcios, que hacen necesaria la creación de instrumentos procesales por parte del ordenamiento jurídico. Así, la legislación ha tenido que ir adaptándose a las nuevas realidades familiares y ha tenido que regular las relaciones entre los hijos de padres y madres separados. A través del articulo 94 del Código Civil Español se establece que "el progenitor que no tenga consigo a los hijos menores o incapacitados gozará del derecho de visitarlos, comunicar con ellos y tenerlos en su compañía; el Juez determinará el tiempo, modo y lugar del ejercicio de este derecho, que podrá limitar o suspender si se dieren graves circunstancias que así lo aconsejen o se incumplieren grave y reiteradamente los deberes impuestos por resolución judicial".
Sea cual fuere el miembro de la pareja (madre o padre) con quien conviva el niño se ha de garantizar la relación con ambos tras la separación; los regímenes de visitas tienen varias e importantes funciones psicológicas para el desarrollo de la infancia [2]; las visitas protegen los derechos del menor de acceso al progenitor no custodio, al igual que los de este último; así mismo, se protege el vínculo emocional entre el niño y sus progenitores, ya que se le proporcionan modelos de rol alternativos y, por último, se permite al progenitor custodio que descanse de su responsabilidad en la crianza.
El problema surge no por el hecho de que los padres, responsablemente, decidan poner fin a su vida en común, sino cuando se hacen partícipes a sus hijos e hijas de los conflictos que ha generado la separación. Entonces los niños se ven inmersos en los problemas de los adultos, tomando partido en el conflicto, pasando a formar parte de los bloques enfrentados, y reproduciendo las disputas de los mayores. En estos casos, la opinión de los menores estará mediatizada, en mayor o menor grado, por el problema en el que están inmersos y por las presiones que están recibiendo. En determinados casos, es fácil apreciar como el niño adquiere un papel protector del progenitor al que siente como más débil, "el perdedor o el abandonado", ejerciendo una función defensora que no le corresponde. Esta función puede llevarle incluso a rechazar cualquier contacto con el otro progenitor, justificando su postura ante todas las instancias que le pide explicaciones, incluido el Juez. Por otra parte, los menores envueltos en una situación de ruptura familiar conflictiva sufren una aguda sensación de shock, de miedo intenso, teñido todo ello por un sentimiento de profunda confusión [3], con consecuencias negativas a nivel psicoemocional y conductual [4,5,6]. Estos menores presentan, con frecuencia, sentimientos de abandono y culpabilidad, rechazo, impotencia e indefensión, inseguridad, así como estados de ansiedad y depresión y conductas regresivas, disruptivas y problemas escolares [7].
Esta sintomatología puede verse incrementada al ser presionado para participar en actos legales derivados del conflicto de separación, pasando a formar parte de la propia disputa en la medida en que sus sentimientos son utilizados como argumentos o armas arrojadizas. Los padres pueden tomar al pie de la letra esta negativa expresada y utilizarla para descalificarse mutuamente, e incluso pueden decidir llevar a su hijo delante del Juez para que este también pueda escucharle y valorar si es influencia de uno o, por el contrario, la ineficacia del otro, lo que motiva dicha actitud. La persistencia del conflicto, especialmente cuando las disputas se pretenden resolver judicialmente, produce un agotamiento mental de quien se encuentra inmerso en él, disminuyendo la capacidad atencional para responder de manera efectiva y adaptada a las demandas propias y del entorno, repercutiendo negativamente en la capacidad de detectar y satisfacer las necesidades de sus hijos, especialmente las emocionales. Sin duda alguna los procedimientos contenciosos generan un estrés en los progenitores y en los hijos e hijas que repercuten negativamente en el equilibrio emocional de todos ellos, y que llega a ser de tal magnitud que las necesidades infantiles quedan relegadas a un segundo plano, pudiendo llegar a constituir un factor de riesgo de enfermedad mental en la infancia.
Por hacernos una idea de la magnitud del problema, en España en los años 2003 y 2004 hubo 188.824 y 205.520 Procesos de Familia de los cuales 53.895 en 2003 y 58.542 en el año 2004 fueron de tipo contencioso [8].
Dentro de los conflictos más frecuentes que surgen, y a veces de más difícil solución judicial, son los relacionados con el cumplimiento del régimen de visitas. En este contexto surge como solución alternativa el Programa Punto de Encuentro Familiar, como un lugar neutral, destinado a facilitar el cumplimiento de las medidas acordadas por los Juzgados de Familia y otras instituciones como la Administración Autonómica, respecto al ejercicio del derecho de visita o relación entre el/la menor y sus familiares, dotados de profesionales que actúan interviniendo sobre las familias desde distintas esferas psicosociales. En el Punto de Encuentro se realizan las visitas de los casos derivados judicialmente y a su vez se ejecuta un programa de orientación e intervención familiar individualizado, adecuado a la problemática de cada caso.
El problema más importante y frecuente detectado en los Puntos de Encuentro, tanto de España y resto de Europa como de Estados Unidos y Canadá, por la frecuencia que se produce y por sus graves consecuencias para la necesaria relación del niño con el progenitor sin la custodia, es el de las interferencias en las visitas por parte del progenitor que tiene la custodia [9], si bien, como señala Turkat [10], antes de discutir los tipos específicos de interferencia, conviene aclarar lo que sería una conducta de "no interferencia". En este caso el niño no siente la pérdida de ninguno de sus padres, ya que el progenitor con el que convive anima al hijo y al padre a que se relacionen con frecuencia y se involucren mutuamente en sus vidas. La situación de no interferencia suele acompañar a un régimen de custodia que funcionalmente conlleva la toma de decisiones conjunta de los padres a favor de los hijos. Los niños suelen visitar con frecuencia al padre, lo llaman por teléfono cuando quieren o lo necesitan y disfrutan de los beneficios de la implicación de los padres en el colegio, en actividades extraescolares y de cualquier otro tipo.
La interferencia sería el caso contrario que comienza con una obstaculización leve de la relación del hijo o hija con el progenitor no custodio y puede llegar a ser de tal tipo que nos encontramos ante una verdadera obstaculización a la relación del/la menor con el progenitor no custodio de tal magnitud que constituye un tipo de maltrato infantil cuyas estrategias sutiles, su apoyo en creencias socialmente aceptadas y su desarrollo en la intimidad del hogar hacen difícil su descubrimiento y abordaje. Estos niños, de adultos, tienen una gran probabilidad de ser inválidos emocionales e intelectualmente rígidos [11].

El síndrome de alienación parental:
La primera definición que se realiza sobre esta realidad, es de Richard Gardner [12] en 1985, que define el Síndrome de Alienación Parental (S.A.P.) como un desorden que surge principalmente en el contexto de las disputas por la guarda y custodia de los niños. Su primera manifestación es una campaña de difamación contra uno de los padres por parte del hijo, campaña que no tiene justificación. El fenómeno resulta de la combinación del sistemático adoctrinamiento (lavado de cerebro) de uno de los padres y de la propia contribución del hijo a la denigración del padre rechazado.
Otros autores como Aguilar lo definen como un trastorno caracterizado por un conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor transforma la conciencia de sus hijos, mediante distintas estrategias, con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor [11]. Los comportamientos y estrategias que el progenitor alienante pone en juego suelen ser sutiles, en la tabla 1 se resumen algunos de los más frecuentemente encontrados [13].
Si bien es cierto que para realizar una campaña de desacreditación respecto al progenitor alienado, el alienador debe ser consciente de los actos que realiza, también es cierto que a menudo, este no es plenamente consciente de que está produciendo un daño psicológico y emocional en sus hijos/as, y de las consecuencias que ello va a tener a corto y largo plazo en el o la menor. Bolaños entiende el SAP como un síndrome familiar en el que cada uno de sus participantes tiene una responsabilidad relacional en su construcción y por tanto en su transformación; teniendo en cuenta que el elemento principal es el rechazo más o menos intenso de los hijos hacia uno de los cónyuges, propone modificar la nomenclatura clásica de Gardner por la de Progenitor Aceptado y Progenitor Rechazado [14].
Cuando el SAP entra en contacto con el sistema legal se convierte en un Síndrome Jurídico Familiar [15], en el que los abogados, jueces, peritos y otros profesionales vinculados adquieren responsabilidad en su continuidad. La negativa de los hijos adquiere auténtica trascendencia cuando se expresa en un juzgado, ya que se desencadenan entonces acusaciones, búsquedas de explicaciones y acciones encaminadas a resolver el problema que hace que la instancia judicial se convierta en parte para resolver el mismo [16], de tal manera que debamos incluirla como un elemento de vital importancia de los componentes del Síndrome. El sistema judicial, con la intervención de los letrados, por el privilegiado lugar que ocupan tanto para mantener como agravar el SAP podría incluirse dentro del maltrato institucional [9].
Es posible identificar diferentes niveles de intensidad en el rechazo que muestran los niños y niñas afectados por el SAP: rechazo leve, moderado e intenso [14]:
• El rechazo leve se caracteriza por la expresión de algunos signos de desagrado en la relación con el padre o la madre. No hay evitación y la relación no se interrumpe.
• El rechazo moderado se caracteriza por la expresión de un deseo de no ver al padre o la madre acompañado de una búsqueda de aspectos negativos del progenitor rechazado que justifique su deseo. Niega todo afecto hacia él y evita su presencia. El rechazo se generaliza a su entorno familiar y social. La relación se mantiene por obligación o se interrumpe.
• El rechazo intenso supone un afianzamiento cognitivo de los argumentos que lo sustentan. El niño se los cree y muestra ansiedad intensa en presencia del progenitor rechazado. El rechazo adquiere características fóbicas con fuertes mecanismos de evitación. Puede aparecer sintomatología psicosomática asociada.
El rechazo puede aparecer inmediatamente después de la ruptura o en periodos posteriores que pueden alcanzar varios años después, generalmente asociados a momentos concretos del nuevo ciclo evolutivo familiar. De esta manera se distinguen, siguiendo a diferentes autores, dos tipos de rechazo en función del momento en que aparecen: primario y secundario, que configuran una dinámica relacional.

Dinámica relacional del rechazo:
Tras el proceso de separación puede aparecer un rechazo de los hijos/as en común hacia uno de los progenitores. El rechazo puede ser primario o secundario, el primero como reacción inmediata a la ruptura de pareja y el secundario aparece en separaciones más lentamente gestadas. La existencia del rechazo a uno de los progenitores va a suponer la aparición de conflictos en el desarrollo del régimen de visitas. Ante esta situación, uno de los dos progenitores, normalmente el rechazado, pone en conocimiento del órgano judicial la situación lo que producirá un aumento del rechazo del/la menor. Tras esta situación aparecerán múltiples problemas en las relaciones paterno y materno filiales con el progenitor no aceptado. Finalmente tendrá como consecuencia directa la desaparición de las relaciones filiales por la negativa de los/as menores (Fig. 1).
Tal como queda recogido por diferentes autores [14,15,16], se pueden distinguir dos dinámicas relacionales en función del tipo de rechazo.

Dinámica relacional del rechazo primario.
Aparece en los momentos inmediatos a la separación. Es propio de rupturas bruscas e impulsivas, en las que se dan los siguientes factores:
• El progenitor rechazado (habitualmente el padre) abandona el hogar de forma inesperada o tras haber iniciado una relación afectiva extramatrimonial.
• Los hijos no reciben una explicación conjunta por parte de sus progenitores acerca de lo que está ocurriendo.
• Descubren que el progenitor rechazado se ha ido a través del progenitor aceptado (habitualmente la madre), quien no puede ocultar los sentimientos que ello le produce.
• El progenitor rechazado intenta que sus hijos se adapten de forma inmediata a su nueva realidad.
• Los hijos presentan resistencias para ello, pues su deseo es contrario a la ruptura.
• El progenitor rechazado culpabiliza al progenitor aceptado porque los niños no quieren verle y le exhorta para que los obligue.
• El progenitor aceptado se siente identificado con sus hijos. No puede obligarles.
• El progenitor rechazado pone la cuestión en manos del juzgado y pide al juez que se obligue al progenitor aceptado para que pueda ver a sus hijos.
• Hay descalificaciones durante el proceso legal que acrecientan las dificultades emocionales.
• Los hijos pueden ser llamados al juzgado para expresar los motivos por los que no quieren ver al progenitor rechazado.
• A medida que se ven obligados una y otra vez a negar la figura del progenitor rechazado van encontrando argumentos cognitivos que justifiquen su actitud.
• El rechazo se generaliza a otros familiares del progenitor rechazado: abuelos, tíos, primos.
• Las familias de origen compiten entre sí. Una protege al progenitor aceptado y a los hijos, descalificando la actitud del progenitor rechazado. La otra exige una relación con los hijos e intenta apoyar al progenitor rechazado para conseguirla.
• El rechazo tiende a cronificarse.

Dinámica relacional del rechazo secundario.
Tras la ruptura, los hijos mantienen relación con el progenitor rechazado hasta que un día deciden romperla.
• Existe un conflicto larvado entre los progenitores, que surge cuando deben negociar algún aspecto nuevo relacionado con sus hijos: un cambio de colegio, unas pautas educativas, un cambio en el régimen de visitas, una modificación de la pensión, etc.
• Los hijos sienten las continuas descalificaciones mutuas que sus progenitores se hacen a través suyo. Al mismo tiempo "juegan" a darles informaciones contradictorias que generan mayor enfrentamiento entre ellos.
• Ambos progenitores describen cómo sus hijos deben "cambiar el chip" después de estar con el otro.
• Las visitas se convierten en algo tensional. El rendimiento escolar puede verse afectado. Pueden aparecer síntomas psicosomáticos.
• Los hijos deciden no volver a ver al progenitor rechazado bajo cualquier excusa: forma de cuidarles, desatención, malos tratos.
• Encuentran apoyo y comprensión en el progenitor aceptado.
• Cualquiera de los dos decide llevar el asunto al juzgado, pidiendo que los hijos hablen con el juez.
• El rechazo tiende a cronificarse.

Consencuencias del SAP en menores:
Aunque existen aún pocos estudios acerca de las consecuencias que un SAP va a tener a corto y largo plazo en los/las menores, sí se ha podido observar, en lugares como el Punto de Encuentro Familiar, ante la simple presencia física del progenitor rechazado, reacciones de ansiedad, crisis de angustia y miedo a la separación; el progenitor aceptado informa además de alteraciones a nivel fisiológico en los patrones de alimentación y sueño, conductas regresivas, y de control de esfínteres. La sintomatología observada, coincide con la descrita en la literatura para las diferentes situaciones que atraviesan los/as menores que sufren maltrato emocional, a continuación se exponen los problemas más frecuentemente detectados:
Trastornos de ansiedad: los menores viven el momento de las visitas con un fuerte estrés, en estos casos observamos respiración acelerada, enrojecimiento de la piel, sudoración, elevación del tono de voz, temblores, finalizando en desbordamiento emocional, no pudiendo estar delante del progenitor rechazado con serenidad y normalidad. En ocasiones para afrontar las visitas, acuden a las mismas bajo los síntomas de medicamentos ansiolíticos como Clorazepato Potásico (Tranxilium® Pediátrico).
Trastornos en el sueño y en la alimentación: derivado de la situación anterior, son menores que a menudo manifiestan que sufren pesadillas, así como problemas para conciliar o mantener el sueño. Por otro lado pueden sufrir trastornos alimenticios derivados de la situación que viven y no saben afrontar, ingiriendo alimentos compulsivamente o no alimentándose, hechos que el progenitor alienador suele utilizar para cargar contra el otro, haciendo ver que estos síntomas son debidos al sufrimiento del/la menor por no querer ver al progenitor rechazado por el daño que este les ha producido.

Trastornos de conducta:
• Conductas agresivas: cuando nos encontramos ante un nivel severo, en el que como hemos descrito anteriormente las visitas se hacen imposibles; a menudo se observa en los menores problemas de control de impulsos, teniendo que ser contenidos en ocasiones por los profesionales. Las conductas agresivas pueden ser verbales como insultos, o incluso físicas, teniendo que frenar la situación.
• Conductas de evitación: hay ocasiones en las que los menores despliegan una serie de conductas para evitar enfrentarse a la visita, como pueden ser somatizaciones de tipo ansioso que producen una llamada de atención en el progenitor alienador y que tienen como consecuencia no pasar a la visita.
• Utilizan lenguaje y expresiones de adultos: a menudo nos encontramos con pequeños/as que verbalizan términos judiciales, así como tienen un claro conocimiento acerca de dichos procesos. Por otro lado realizan verbalizaciones que son un claro reflejo de la fuerte conflictividad que viven y de la postura que han tomado en el conflicto, que es al lado incondicional del progenitor no rechazado.
• Dependencia emocional: las/os menores que viven las situaciones que hemos descrito, sienten miedo a ser abandonados por el progenitor con el que conviven, ya que saben, y así lo sienten, que su cariño está condicionado. Tienen que odiar a uno para ser querido y aceptado por el otro, y ese odio tiene que ser sin ambivalencias; todo ello va a crear una fuerte dependencia emocional para el/la menor. Todo ello va a tener como consecuencia la creación de una relación patológica entre progenitor e hijo/a.
• Dificultades en la expresión y comprensión de las emociones: suelen expresar sus emociones de forma errónea, centrándose excesivamente en aspectos negativos. Por otro lado muestran falta de capacidad empática, teniendo dificultades para ponerse en el lugar de otras personas, manteniendo una actitud rígida ante los distintos puntos de vista que ofrezca el progenitor rechazado.
• Exploraciones innecesarias: en los casos severos, pueden darse denuncias falsas por maltrato hacia los/as menores, estos se van a ver expuestos a numerosas exploraciones por parte de diversos profesionales, las cuales, además de ser innecesarias, producen una fuerte situación de estrés. También hace que adopten un rol de "víctimas" de algo que no han sufrido pero que debido a la campaña de denigración del progenitor alienado, y a la autonomía de pensamiento, toman como algo real, teniendo unas consecuencias devastadoras para su desarrollo psicológico.
Ante la presencia de la sintomatología descrita, indicar que a nivel de relación paterno/materno filial, es aconsejable que los menores continúen teniendo relación con el progenitor alienado, ya que una de las estrategias que va a utilizar el progenitor alienador va a ser que se suspenda el régimen de visitas utilizando tácticas como las descritas anteriormente. Por ello es importante además dar pautas y orientaciones adecuadas al progenitor alienado para que durante los contactos no favorezca con su conducta o verbalizaciones, el mantenimiento del SAP. Dichas orientaciones van encaminadas a no realizar reproches a los menores, ni entrar en sus ataques, teniendo en cuenta que no hablan por ellos mismos, dar respuestas que satisfagan un reproche o necesidad que transmite el/la menor, en los casos en que estemos ante un nivel leve o moderado en el que se realicen visitas, centrar estas en un ambiente lúdico entre ambos, buscar actividades que sean del agrado del menor, y posteriormente tareas más personales, etc.

Experiencia en punto de encuentro familiar de Sevilla: casos prácticos.
CASO I:
- Persona que ejerce la Guarda y Custodia: la madre.
- Persona que ejerce el régimen de visitas: el padre.
- Número de menores: 3, Marta, Juan y Aurora, 5, 8 y 12 años respectivamente.
- Antecedentes: 8 meses sin realizarse las visitas. Rechazo de los menores a relacionarse con su padre, denuncias por incumplimiento por ambas partes.
- Actitud durante la visita: los menores acuden a Punto de Encuentro Familiar acompañados por su madre, aferrados unos a otros, compungidos, llorando los pequeños. Manifiestan abiertamente no querer ver a su padre, mientras su madre les dice: "qué le vamos a hacer, ya queda menos para que esto se acabe, una hora se pasa pronto". Durante la hora que dura la visita, Juan y Aurora permanecen agarrados a su hermana pequeña, sin permitir siquiera contacto visual entre ella y su padre. El nivel de tensión es elevado, incluso hay que intervenir para que cesen las agresiones verbales y hay conatos de agresión física teniendo que frenar a Juan. El tono de los menores es de reproche y frases como: "cómo quieres que tengamos ganas de verte con el daño que nos has hecho tú y toda tu familia""nos abandonaste, ahora no te queremos""no cuidaste de nosotros cuando te necesitábamos""un día me obligaste a ir al parque y pasé mucho frío","recuerdo que me odiabas cuando estaba en la barriga de mamá" "has denunciado a mamá" "por tu culpa mamá tiene una comparecencia en el juzgado" (dicho por la niña de 5 años), "tu eres un gilipollas". Todo esto lo manifiestan a la vez que se muestran muy nerviosos, frotándose las manos, con sudoración, respiración acelerada y entrecortada etc, manifestando que lo están pasando muy mal por su culpa, que incluso tienen que tomar Tranxilium Pediátrico® para venir a verlo, de lo malos que se ponen, culpando única y exclusivamente a su padre de esto. Su padre intenta aclararles lo sucedido pero los pequeños le reprochan, "padre es el que cuida de sus hijos y tú nos abandonaste","por tu culpa estamos así". El padre pierde los nervios en la visita, poniéndose a gritar delante de sus hijos y diciéndoles que: "eso no puede ser cosa vuestra. Vuestra madre os come el coco. Aurora, piensa por ti misma, no por lo que nadie te diga". Esto no hace más que empeorar la situación, ya que Aurora se pone aún más nerviosa, deambulando por la sala, gritando, insultando a su padre; exigiendo salir de la sala con sus hermanos porque ya ha pasado la hora de visita.
Al llegar su madre los menores la reciben con un angustioso y prolongado abrazo, mientras le cuentan que su padre les ha insultado; su madre, compungida y con rostro de resignación les consuela y acaricia mientras les dice: "ya ha pasado todo, ustedes habéis hecho lo que habéis podido, si él no quiere cambiar es su problema" y se marchan abrazados los unos con los otros, sin apenas poder caminar.
CASO II:
- Persona que ejerce la Guarda y Custodia: el padre.
- Persona que ejerce el régimen de visitas: la madre.
- Número de menores: 1, Pablo de 7 años.
- Antecedentes: un año y medio sin relacionarse con su madre. La madre de Pablo tiene nueva pareja, el padre de Pablo también tiene nueva pareja, a la que el menor llama "mamá". El padre ha interpuesto varias denuncias contra la madre por presuntos abusos sexuales a Pablo, que fueron investigados, determinándose la no existencia de los mismos.
- Actitud durante la visita: Pablo acude a Punto de Encuentro Familiar desde hace unos tres meses aproximadamente para realizar las visitas con su madre. Durante las visitas Pablo dice a su madre que no quiere verla, mientras permanece en una esquina de la sala, paralizado, y, con expresión de miedo, dice a su madre: "tu sabes el daño tan grande que me has hecho""sí, lo de los abusos y esas cosas" "me acuerdo cuando estaba en tu barriga que te acostabas con otros hombres""mi mamá solo se acuesta con mi papá". Su madre intenta jugar con él, pero en cuanto se acerca unos metros, sale corriendo, gritando. En otras ocasiones pasa toda la visita sin hablar, jugando en solitario o leyendo una revista, sin contestar a ninguna pregunta que le hace su madre, respecto a cómo le va en el colegio. El padre de Pablo acude a Punto de Encuentro con el rostro serio, manifestando que él "bastante hace con cumplir la orden judicial""no puede obligar al niño a relacionarse con la madre que es perjudicial para él".

Discusión:
En estos menores se observan diferentes síntomas, entre otros, que hacen pensar que estamos ante una situación de Síndrome de Alienación Parental. A continuación se numeran los Criterios de identificación de un niño alienado [17,18].
• Presentan un elevado nivel de ansiedad ante la sola presencia física de su padre, observándose desbordamiento emocional rompiendo en llanto, sudoración, agitación, etc. Manifestando incluso la toma de fármacos para acudir a las visitas.
• Su nivel de ansiedad no se corresponde con lo que verbalizan.
• Falta de ambivalencia con respecto al sentimiento de odio hacia su padre. Su sentimiento es inflexible, incuestionable.
• Falta de sentimiento de culpabilidad por la actitud mantenida en la visita con respecto a su padre. contribuye activamente.
• Las razones alegadas para justificar el desacreditar al progenitor objeto son a menudo débiles, frívolas o absurdas.
• La animadversión hacia el progenitor rechazado carece de la ambivalencia normal en las relaciones humanas.
• El niño afirma que la decisión de rechazar al progenitor objeto es exclusivamente propia.
• El niño apoya reflexivamente al progenitor con cuya causa está alineado.
• Ausencia de culpabilidad.
• Se evidencian escenarios prestados
• Generalización a la familia extensa.
• Los menores cuentan hechos que no han vivido, manifestándolos como propios.
• Buscan pretextos absurdos para justificar su actitud.
• Necesitan demostrar a su madre lo mal que han estado con su padre y lo malo que es este ("papá nos ha insultado").
En los casos expuestos se cumplen la mayoría de los síntomas que identifican en un/una menor alienado/a, como son: la campaña de denigración, justificaciones fútiles, ausencia de ambivalencia, fenómeno de independencia, ausencia de culpabilidad, generalización a la familia extensa etc. Asimismo podríamos estar ante un nivel severo en el que las visitas son imposibles y la hostilidad llega a un nivel extremo, pudiendo llegar incluso a la violencia física. Los síntomas anteriormente mencionados se presentan con total intensidad, pudiendo los menores quedar totalmente paralizados o mostrando un continuo y abierto comportamiento oposicionista y destructivo.
Respecto a los progenitores alienantes, con independencia de que sean en un caso la madre y en otro el padre, ambos coinciden en las características comunes de considerarse padres perfectos. Utilizan mecanismos de negación del SAP, estimando además que el fin justifica los medios; son creativos en las maniobras de exclusión que utilizan, son al mismo tiempo ingenuos. Son sobreprotectores de los/as hijos/as antes y después de la separación. Presentan una identificación patológica con los/as niños/as En casos extremos pueden desarrollar una relación simbiótica con el niño o la niña y rasgos paranoides, pueden ver alrededor de ellos solo maldad y malevolencia, especialmente proveniente del progenitor odiado.
El Plan de Intervención en Punto de Encuentro Familiar se dirige al tiempo de las visitas, a orientar tanto a los menores (en el apoyo a reducir la ansiedad y motivación a la relación con el progenitor rechazado), como a las familias, tanto al progenitor rechazado como al aceptado. Una cuidadosa evaluación del grado del SAP es fundamental para orientar la intervención, así como valorar el papel que juegan la familia extensa y el sistema judicial, en especial los letrados de las partes. Según la opinión de diferentes expertos, y coincidimos desde nuestra experiencia en el Punto de Encuentro Familiar de Sevilla, es difícil salir del SAP a través del mero cumplimiento de unos encuentros ordenados judicialmente, el SAP es una situación compleja que requiere intervenciones complejas y coordinadas desde diferentes instancias.

Conclusiones:
No garantizar y obstaculizar el derecho fundamental del menor de mantener sus afectos y vínculos emocionales con sus progenitores y familiares, es una forma de maltrato que le provoca un daño a su bienestar y desarrollo emocional. Existen diferentes niveles en el Síndrome de Alienación Parental que está equiparado a una situación de riesgo, por lo que desde el ámbito profesional habrá que tomar las medidas de protección del/la menor destinadas a evitar tales situaciones.
No es fácil que solo bajo la presión que supone una orden judicial pueda solucionarse la situación que ha desencadenado un SAP. Si de verdad queremos solucionar este maltrato a los niños y niñas debemos abordarlo desde una intervención terapéutica, y no únicamente desde forzar un sistema judicial de visitas.

El síndrome de alienación parental (S.A.P) es un término que el profesor de psiquiatría Richard A. Gardner acuñó en 1985 para referirse a lo que él describe como un desorden psicopatológico en el cual un niño, de forma permanente, denigra e insulta sin justificación alguna a uno de sus progenitores


Síndrome de alienación parental

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El síndrome de alienación parental (S.A.P) es un término que el profesor de psiquiatría Richard A. Gardner acuñó en 1985 para referirse a lo que él describe como un desorden psicopatológico en el cual un niño, de forma permanente, denigra e insulta sin justificación alguna a uno de sus progenitores, generalmente el padre. Gardner trabajaba como perito en casos de divorcios conflictivos o destructivos y con el término SAP se referió al conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor, generalmente la madre, mediante distintas estrategias, realiza una especie de «lavado de cerebro» para transformar la conciencia de sus hijos con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor, hasta hacerla contradictoria con lo que debería esperarse de su condición amorosa.[1] [2] [3]
El SAP cuenta con el apoyo de grupos de padres que han sido alejados de sus hijos por causas judiciales, por los abogados que los defienden en casos de divorcio y utilizan el SAP como defensa y, por un grupo de profesionales que trabajan como peritos de parte en estos casos frente a los juzgados.
Sin embargo, dentro de la comunidad académica el síndrome de alienación parental (SAP) carece de consenso científico por no reunir los criterios metodológicos científicos necesarios para ser aceptado y por eso se lo considerapseudocientífico.
El SAP ha sido rechazado como entidad clínica por las dos instituciones más reconocidas en el mundo en términos de salud y trastornos mentales: la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana de Psicología. Es por eso que no aparece ni en el CIE-10 (OMS) ni en el DSM-IV, este último publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría.
El diagnóstico del SAP no puede ser separado de su aplicación final.[4] El objetivo pragmático es doble: conseguir el cambio de custodia y modificar a través del tratamiento la conducta del progenitor y de los niños que son diagnosticados.[5]

Contenido

[editar] Introducción

El SAP cuenta con el apoyo de grupos de padres que han sido alejados de sus hijos por causas judiciales y hacen «lobby» en las legislaturas para que aprueben leyes que protejan a los progenitores restringiendo la labor de los servicios de protección y asistencia de la infancia.[6] [7] [8] [9]
También lo defienden abogados que atienden casos de divorcio, los cuales han reunido un cuerpo de literatura, argumentos estandarizados y razonamientos en los que basan la defensa de estos padres alejados de sus hijos. [10] [11] [12]
En tercer lugar defienden la existencia del síndrome un grupo de profesionales que trabajan como peritos de parte en casos de divorcios controvertidos sosteniendo que los niños son manipulados por sus madres para realizar o consentir falsas denuncias de abuso o maltrato.[13] [14] [15] [16] [17]
El rechazo de un niño hacia su progenitor o la presencia de conflicto entre los padres en casos de divorcio no le otorga categoría de diagnóstico clínico al SAP y por ese motivo no es reconocido como un síndrome o un trastorno entre las comunidades académicas médicas y jurídicas. Los postulados de Richard A. Gardner y los estudios relacionados con ellos han sido ampliamente criticados por los estudiosos de la salud mental y de las leyes por carecer de validez científica y fiabilidad.[4] [18] [19] [20] [21]
Por otra parte, los partidarios de las postulaciones de Richard A. Gardner sostienen que existe un desconocimiento por parte de los terapeutas y falta de recursos de los profesionales para tratar el problema de forma adecuada.[22] [23][24] [25] [26]
También reclaman un endurecimiento de las leyes y solicitan que alejen de sus hijos y encarcelen a aquellas madres que no permitan al padre tener contacto con los mismos.[27] [28] [29] [30]
En su página web la APA, American Psychological Association o Asociación Estadounidense de Psicología hace una declaración oficial oponiéndose al SAP, expresando los peligros de descreer de los niños abusados y criticando a la corte cuando no los escuchan. Aseguran que los estudios empíricos demuestran que no existe tal incremento de acusaciones falsas durante los divorcios.[31]
Hasta el momento Brasil es el único país que reconoce, regula y condena el SAP.[32]
En el resto de los países, excepto casos aislados de jueces concretos, en el ámbito judicial el SAP es rechazado como argumento de prueba pericial en los juzgados de familia.[33] [34] [35] [36] [37] [38] [39] [40]

[editar] Etiología

Richard A. Gardner expuso que, habitualmente, es un fenómeno desencadenado por uno de los progenitores respecto del otro. Generalmente se trata de madres paranoicas que están profundamente obsesionados con el odio hacia sus maridos. Este odio aparece luego de la ruptura del matrimonio en el contexto de un juicio de divorcio o por la custodia de los hijos. Estas madres pueden creer en las situaciones más absurdas, incluso que sus hijos han sido abusados sexualmente por el padre y, aunque se les explique en el tratamiento que esto es imposible, no responden a la lógica o a las apelaciones a la razón. Los hijos a menudo comparten estas fantasías paranoides y llegan al extremo de ser presas del pánico ante la perspectiva de tener que visitar a su padre. Se trata de un vínculo patológico entre la madre y los niños que no puede ser cambiado por el tratamiento mientras estos niños continuen conviviendo con su madre.[41]

[editar] Cuadro clínico

Richard A. Gardner distingue tres grados de SAP: levemoderado y grave, aconsejando diversas formas de actuación para cada uno de ellos y destacando la importancia de distinguir como se debe proceder en cada caso.
Es característico que los hijos estén involucrados en el proceso de deterioro, hecho que logra provocar el progenitor «alienador» mediante un mensaje y un programa constituyendo lo que normalmente se denomina «lavado de cerebro». Los hijos que sufren este síndrome, desarrollan un odio patológico e injustificado hacia el progenitor alienado que tiene consecuencias devastadoras en el desarrollo físico y psicológico de éstos.[42] Algunas veces, sin llegar a sentir odio, el SAP provoca en el niño un deterioro de la imagen que tiene del progenitor «alienado», resultando de mucho menos valor sentimental o social que la que cualquier niño tiene y necesita de sus progenitores, consecuentemente el niño no se siente orgulloso de su padre como los demás niños. Esta forma más sutil, que se servirá de la omisión-negación de todo lo referente a la persona «alienada» (padre o madre) no producirá daños físicos en los menores, pero sí en su desarrollo psicológico a largo plazo, cuando en la edad adulta ejerzan su rol de progenitores. El síndrome de alienación parental es considerado por Gardner como una forma de maltrato infantil.
En España, Estados Unidos y otros países se está intentando establecer el SAP como legítima defensa contra acusaciones de abuso infantil. Richard Gardner es citado ampliamente por el grupo de defensores de la pederastia, quienes aseguran que ésta es una opción sexual legítima, pues en palabras del mismo Gardner «hay algo de pederastia en cada uno de nosotros».

[editar] Síntomas

Algunos indicadores típicos que permitirían detectar síntomas de maltrato serían los siguientes:
  • Impedimento por parte de uno de los progenitores a que el otro progenitor vea a sus hijos o pueda convivir con ellos.
  • Desvalorizar e insultar al otro progenitor en presencia del hijo.
  • Implicar al propio entorno familiar y a los amigos en los ataques al excónyuge.
  • Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor.
  • Incentivar o premiar la conducta despectiva y de rechazo hacia el otro progenitor.
  • Influir en los niños con mentiras sobre el otro progenitor llegando a asustarlos.
  • En los niños puede detectarse cuando éstos no pueden dar razones o dan explicaciones absurdas e incoherentes para justificar el rechazo; y también si utilizan frases o palabras impropias de su edad, como diálogos similares o idénticos al del progenitor «alienador», llegando incluso a inventar y mencionar situaciones de abuso o maltrato que jamás han sucedido.

[editar] Diagnóstico

Es importante tener en cuenta que el «método científico» para obtener los datos que permitan diagnosticar esta patología, según Gardner, es el siguiente:
«En este punto, los peritos que concluyan que el SAP es un diagnóstico aplicable, harán bien en incluirlo en el (los) lugar(es) adecuado(s) en sus informes (especialmente, al final). Al mismo tiempo, harán bien si incluyen cualquier diagnóstico de DSM-IV que sea aplicable para el alienador, el niño alienado y (si procede) para el progenitor alienado. De esta forma, incluso si el juzgado no reconociera el SAP, lo tendrá más difícil para ignorar estos diagnósticos alternativos de dicho manual.»
[43] [44] El «diagnóstico diferencial» es un argumento circular que explica cualquier reacción como un síntoma.[45] Para Gardner cualquier diagnóstico del DSM IV daba lo mismo. Serviría en un informe médico porque le otorgaría cierto sesgo de prestigio y seriedad al informe — al ser el diagnóstico del SAP inexistente en el DSM IV —.

[editar] Tratamiento

Para Gardner se trata de «desprogramar» al niño[46] [nota 1] y obligarlo a aceptar al padre rechazado.[47] [48] [49]
Para esto el autor sugiere visitas obligatorias al padre y, en los casos más extremos, el cambio de custodia y la mudanza del niño a la casa de éste. El diagnóstico del SAP se basa en el grado de éxito que tuvo la madre en «adoctrinar» a su hijo: cuanto mayor es la hostilidad del niño hacia su padre y más lo rechaza, más severo es el SAP y más extremo debe ser el tratamiento.[50] [nota 2] [nota 3] [nota 4] Según Gardner no solo la madre puede ser la programadora y la que le lava el cerebro a sus hijos, a veces la hermana mayor, con la falsa creeencia de haber sido ella misma abusada puede serlo. Gardner da el ejemplo de una niña de seis años (Sally) adoctrinando a sus hermanitos.[nota 5] [nota 6] [nota 7]
Pero como, según Gardner, en la mayoría de los casos es la madre la favorecida y el padre el denigrado[51] [nota 8] [nota 9] [nota 10] no se debe permitir a la madre elegir terapeuta porque elegirá una terapeuta femenina que será antagonista de los hombres[nota 11] [nota 12] y desarrollará una folie-à-deux o Trastorno psicótico compartido o incluso una «folie-à-trois» tomando partido por el niño y la madre.[nota 13] Esto debe ser prohibido por la corte y la madre debe ser obligada a tratarse con el terapeuta de la corte porque su propia terapeuta podría servirle de apoyo.[nota 14] [nota 15]
El único terapeuta aceptado tiene que ser el psicólogo o psiquiatra que diagnosticó el SAP, el mismo que en muchos casos propuso la medida de cambio de custodia del padre a la madre durante el litigio.[52] [48] [53]
Gardner propone que la corte impida que la terapeuta de la madre, que siempre será otra mujer, sea la que trate al niño o a la niña.[54] porque en muchos casos no es posible realizar ningún tratamiento mientras estos niños continúen viviendo con su madre.[55] En los casos de mayor gravedad el elemento más importante del tratamiento es la inmediata transferencia del niño al hogar del así llamado padre odiado.[56] [57] Esto se recomienda tanto para casos de SAP severo como para algunos de SAP moderado para impedir que el SAP progrese hacia el tipo severo.[58]
La presencia de SAP es lo que determina la recomendación que el terapeuta le hace a la corte de cambio de custodia.[59]
El padre «alienado» debe seguir estrictamente las indicaciones del terapeuta. Para Gardner la mudanza permanente al hogar paterno es fundamental en los casos en los que la única manera de que el niño tenga relación con su padre es forzándolo.[60] [47]
En muchos casos lo que sucede es que al padre le resulta imposible lograr la aceptación del niño para llevárselo a su casa. Estos niños, si se los lleva a la fuerza, suelen escaparse y hacer todo lo posible por volver con su madre.[61]Entonces la única esperanza de que el niño sea protegido de la mala influencia de su madre es el traslado o mudanza de éste a la casa del padre.[62]
Según Gardner el enfoque terapéutico implica un grado significativo de manipulación de la gente.[63] [64] [65] Los terapeutas que trabajan con niños del SAP deben sentirse cómodos con métodos alternativos de terapia, una terapia que implica un enfoque autoritario al tratamiento.[66] [67] [68]
Los terapeutas deben saber exactamente qué amenazas pueden utilizar para dar apoyo a sus sugerencias, instrucciones e incluso manipulaciones.[69] Ellos deben reconocer que hacer lo que los niños piden puede no ser lo mejor para ellos. Lo que es el mejor interés en los casos de SAP es que los niños sean forzados a visitar al padre alienado.[70] Los terapeutas que no se sientan cómodos con lo que él denomina la terapia de la amenaza (después de todo, dice Gardner, la vida está llena de amenazas)[71] [72] no deben trabajar con las familias de SAP.[73] [74] [75] [76] [77] Terapeutas que reconocen como válidos los deseos de sus pacientes y consideran que es terapéuticamente contraindicado presionar o realizar coerción sobre el paciente no son buenos candidatos para este tipo de terapia.[78] [48]
Lo mismo sucede con los custodios de la corte quienes muchas veces no apoyan las maniobras coercitivas del terapeuta.[79]
Dice Gardner que antes de solicitar el cambio de custodia, como las madres siempre se resisten a las visitas del padre, se pueden utilizar diferentes recursos. Una posibilidad es amenazar a la madre con que la única manera de que ella pueda ver a sus hijos es que ella permita que visiten al padre en su casa, sino se los sacarán. Gardner llama a esto: «intercambio de prisioneros».[80] Si no da resultado, finalmente propone la amenaza económica y de la cárcel para la madre,[81] y la amenaza de internar al niño en un hospital psiquiátrico convencen a la mayoría de estas mujeres a aceptar el traslado.[82] [83] [84]
Si esta etapa no diera resultado y el niño siguiera sin aceptar plenamente a su progenitor otra consideración, si el niño insiste en escaparse y sobre todo para niños más pequeños, sería una internación en una casa de acogida o refugio temporal primero, en un hospital psiquiátrico en segundo lugar o en un centro reformatorio para delincuentes si éstos no funcionaran.[85] [86] [87] [88] [89]
Esto tiene un sentido punitivo y podría ayudar a tales niños a replantear su decisión de no visitar al padre.[47] [90] [91]
El propósito principal de este programa terapéutico es reforzar la separación de la madre y el niño para proteger al niño de la campaña de manipulación y programación de ésta. Durante esta fase se debe evitar todo contacto con la madre incluyendo llamadas telefónicas o correo.[92] [93] [94] Cuando se reinician las visitas al hogar del padre se debe prohibir todo acercamiento de la madre so pena de encarcelamiento u hospitalización para la misma.[95] [47]
En casos extremos conviene separar del todo al niño de la madre por meses incluso años.[96] El darse cuenta de que no podrán volver a su hogar y que, si insisten en rebelarse, su permanencia durará más tiempo fuera de casa, ayudará a que los niños se den por vencidos y finalmente acepten mudarse a la casa del padre.[97] [47]
Los terapeutas que creen que deben respetar los reclamos del niño cuando llora que quiere ver a su madre en realidad lo están perjudicando porque verla contribuye al afianzamiento de la alienación.[48] Gardner sostiene que un terapeuta debe tener la piel bien curtida para soportar los reclamos del niño sin acceder a sus caprichos.[98] [99] [100] [101] No se debe respetar al niño cuando se opone a visitar al padre alienado. No se lo debe escuchar pues tomar en serio las acusaciones de maltrato o abuso sexual hechas por un niño SAP es un grave error.[102] No se les debe permitir insistir en sus acusaciones de abuso sexual porque el terapeuta sabe que son falsas.[103] Es antiterapéutico escuchar estas falsas acusaciones. Lo terapéutico es decirle al niño que eso no ocurrió.[104] Los niños pueden haber fabricado estas acusaciones y fantasías sexuales por si mismos o haber sido programados por su madre.[105] Una manera que tiene el terapeuta de confirmar que la acusación es falsa es carear al niño denunciante con su padre porque en el enfrentamiento cara a cara estos niños no logran sostener su acusación y suelen retractarse.[106]
Para Gardner no se puede prestar atención a las quejas del niño sobre la crueldad del terapeuta que lo obliga a visitar al padre «alienado»[107] [108] porque en realidad los niños quieren ser obligados a visitar al padre.[109]
El problema con estos niños radica en que comparten las mismas fantasías paranoides de sus madres con respecto a sus padres y también creen que fueron abusados. Al llevarlos a la casa del padre algunos llegan a tener un ataque de pánico o quedan tan paralizados de terror al verlo que se escapan corriendo.[110] Estos niños no sienten ningún remordimiento por como tratan a su padre y muestran una completa falta de gratitud por los regalos recibidos y la manutención económica que reciben de él,[111] llegando al extremo de presentar características psicopáticas por su ausencia de culpa y su insensibilidad ante el sufrimiento de su progenitor[112] al punto de rechazar o destruir sus regalos.[113] [114]
En el tratamiento del SAP según Gardner, a diferencia del resto de los tratamientos psicoterapéuticos, la confidencialidad no existe,[48] el terapeuta puede darle información del paciente a los abogados[115] [116] y también puede solicitar al juzgado la aplicación de sanciones[117] para la madre que se resista sugiriendo al juez la reducción de la cuota alimentaria (aunque no funciona en los casos en que el padre no pasa dinero o no paga alimentos),[118] la aplicación de multas, arresto domiciliario,[119] servicios comunitarios obligatorios o la encarcelación.
Gardner lamenta no haber logrado convencer a los jueces de encarcelar a las madres reacias al tratamiento.[120] [121] [122]
Muchas veces no alcanza con las amenazas y es necesario que las sanciones sean aplicadas para que tanto la «alienadora» como sus hijos entiendan que la amenaza de la corte es en serio.[123] entonces responderán positivamente a las sanciones y al programa terapéutico del SAP.[124] Sin embargo, el objetivo del tratamiento no es alejar definitivamente a los hijos de sus madres sino desprogramarlos, razón por lo cual si se logran reducir las manipulaciones se pueden realizar visitas a la madre supervisadas por el terapeuta para evitar un nuevo adoctrinamiento.[125]
El SAP es un excelente ejemplo de un desorden psiquiátrico en el cual los profesionales tanto de la salud mental como de la ley deben trabajar en conjunto para ayudar a estos niños. Ninguna de estas disciplinas puede hacerlo si la otra no está involucrada. Los trabajadores de la salud mental necesitan del apoyo del poder de la corte para implementar sus recomendaciones y la corte necesita de la ayuda de los profesionales de la salud mental para conducir una terapia adecuada.[126] Si el juzgado no impone sanciones la terapia no funciona. Sin el poder de la corte el terapeuta no podría manipular al paciente ni forzarlo y esta terapia no sería posible.[127] [128]
Para mostrarnos como funciona el tratamiento, en su artículo «Terapia familiar en el tipo moderado de síndrome de alienación parental» , Gardner publica una viñeta clínica de lo que él describe como un diálogo típico en la terapia del SAP. Se trata de una niña de seis años que se niega a visitar a su padre en su casa durante un fin de semana entero aunque acepta verlo durante una o dos horas en presencia de un asistente social:[129]
Gardner: - ¿Qué harías si el juez te dice que si no vas a pasar el fin de semana con tu padre, él dejará de pasar la cuota de alimentos a tu madre durante una semana?
Paciente: - Igual no iría a visitarlo, conseguiría un trabajo y le daría yo el dinero a mi madre.
Gardner: - ¿Qué harías si el juez te dice que si no vas le dejaría de pasar dinero a tu madre para siempre y ella se quedara sin nada de dinero?
Paciente: - Si es necesario yo y mis dos hermanos pequeños saldríamos a trabajar para mantenernos pero no vería a mi padre.
Gardner: - ¿Qué harías si el juez te dice que si no vas este fin de semana a ver a tu padre el juez llevaría a tu madre a la cárcel todo el fin de semana?
Paciente: - Mi madre dice que, si yo no quiero ir y me siento incómoda con él, ella soportaría ir a la cárcel antes que yo me vea obligada a hacer algo que no quiero.
Gardner: - ¿Qué harías si el juez dice que la va a dejar en la cárcel el tiempo que sea necesario hasta que tu vayas a ver a tu padre y te quedes con él?
Paciente: - Iría a verlo.
Otros autores comparten este criterio de Gardner de que es necesario quitarle la custodia a la madre «alienante» y dársela al padre «alienado».[16] Como la indicacion de los terapeutas que trabajan con el síndrome suele ser esta, existen pedidos explicitos de que el cambio de custodia se haga efectivo.[130]

[editar] Consecuencias

Según el SAP los niños que sufren este síndrome padecen perturbaciones y disfunciones debido a que sus propios procesos de razonamiento han sido interrumpidos o coaccionados. Los menores que sufren esto, relacionan sus frustraciones con los pensamientos o recuerdos asociados al progenitor alienado, y por tanto desarrollarán conforme vayan creciendo, tendencia a proyectar toda su negatividad psicológica sobre la imagen que tienen de tal progenitor, lo que termina por destruirla y por extensión a la relación.
Para ello, el progenitor «alienante», trae a colación la persona del «alienado», sólo en los momentos en que el menor sufre alguna frustración; lo hacen sistemáticamente, es decir, en todas las ocasiones posibles antes explicadas, al tiempo que omiten toda referencia a la misma persona, sistemáticamente en todos los momentos en que el niño esté de buen ánimo. Esta polarización de frustraciones que asocia toda la negatividad mental del menor con su progenitor alienado o su imagen, es dirigida por manipulación consciente del alienante, sirviéndose de su prevalencia sobre el niño/niña.
El Departamento de Justicia de Canadá declara que no existen evidencias empíricas sobre la existencia del SAP y, aclara que en circunstancias en las que uno o ambos de los progenitores activamente intentan disponer al niño en contra del otro, aunque efectivamente esto causa al niño sufrimiento emocional, la observación empírica indica que el niño procura por el contrario mantener la relación con ambos progenitores. También indica que, en aquellos casos en los que finalmente toma partido, lo suele hacer por aquel progenitor que se muestra más afectivo y cercano.[131]
Se ha criticado también que el SAP puede emplearse para enmascarar actitudes legítimas de rechazo hacia uno de los progenitores en aquellos casos en los que el niño ha sido víctima o testigo de abusos, malos tratos físicos, verbales, negligencia, o abandono; dado que la sintomatología achacada al SAP puede ser también síntoma de que se están produciendo o se han producido dichos problemas en la relación con el progenitor «alienado».
En palabras del abogado Richard Ducote «El SAP»“ es el sueño de los abogados para una defensa criminal, puesto que cuanto mayor es la prueba del crimen, mayor es la prueba de la defensa." El doctor Richard Gardner la desarrolló mientras trabajaba como asesor para hombres acusados de abusar sexualmente de sus hijos/as. Richard Gardner incluye la idea de que el niño abusado debe permanecer con su abusador, pues según él, alejar al niño de quien lo abusa sexualmente hará inútil todo intento de terapia con el abusador. Richard Gardner asegura, además, que la permanencia del niño con su abusador debe acompañarse por un constante reforzamiento en el niño de la idea de que no existen padres perfectos (y por lo tanto, debe soportar el abuso con paciencia).

[editar] Controversia

Para la Asociación Mundial de Psiquiatría («World Psychiatric Association».), la Asociación Médica Americana («American Medical Association».), la Organización Mundial de la Salud («WHO».), y la Asociación Americana de Psiquiatría - que publica el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales - el SAP no constituye una entidad médica ni clínica y por eso las dos principales categorizadoras del diagnóstico psicopatológico profesional a escala mundial el CIE-10 y el DSM rechazaron su inclusión en la lista de síndromes. No ha sido reconocido ni en el DSM-III-R (1987), ni por el DSM-IV, (1994) ni por el DSM-IV-R (2000). Gardner siguió insistiendo hasta su muerte en el pedido de inclusión en el DSM-V.
Profesionales que consideran al SAP (PAS) un invento acientífico para enmascarar el abuso sexual infantil, han mostrado su preocupación por el intento de incorporarlo junto al PCD (Paraphilic Coercive Disorder para los violadores, el cual reclasificaría un acto de violencia sexual punible judicialmente en una enfermedad mental con el riesgo de que los perpetradores se declaren inimputables) proponiéndolo desde el DSM-III-R y nuevamente en el DSM V.[132] [133]
Los puntos controversiales son los siguientes:
  • 4.1 Método científico.
El principal cuestionamiento que le hacen al SAP es que Gardner no aporta ningún dato empírico para demostrar su existencia y apela exclusivamente a su autoridad y experiencia. El método científico implícitamente requiere la existencia de la comunidad científica, donde el proceso de revisión por pares es llevado a cabo. Gardner publicó sus propias obras, ya con sus conclusiones, pero sus supuestas investigaciones nunca fueron publicadas ni revisadas en revistas científicas por sus pares.
  • 4.2 Diagnóstico del SAP.
El SAP contradice todos los criterios metodológicos y médicos de diagnóstico.
  • 4.3 El diagnóstico del SAP no es médico sino jurídico.
Este cuestionamiento se basa en que el SAP nunca fue diagnosticado fuera de un litigio por custodia.
  • 4.4 Acusaciones de abuso sexual.
Se refiere a los motivos por los cuales el menor rechaza a uno de sus padres. En vez de investigar las causas del rechazo el SAP da por sentado que las acusaciones de maltrato o de abuso sexual por parte del niño son falsas. Gardner no explica en que se basa para diferenciar falsas acusaciones de verdaderas.
  • 4.5 Transgresiones a la ética profesional.
El secreto profesional no es protegido. El psicólogo decide si las acusaciones del niño son falsas. El tratamiento lo realiza el mismo perito judicial que diagnostica el SAP.
Se le cuestiona la adjudicación del papel de progenitor alienador siempre a las madres. Su antecedente es el “síndrome de la madre maliciosa”.
El concepto de niño del SAP no es el de un sujeto con derechos sino el de un ser sin deseos, sentimientos o palabra propia y sin derecho a ser escuchado o respetado.

[editar] Método científico

En ciencias médicas solo una precisión correlativa y laboriosa de los síntomas y las causas permite realizar un diagnóstico.
Sutilezas no coordenadas no pueden pretender determinar una estructura psicológica. El verdadero espíritu científico no se satisface simplemente ligando elementos descriptivos de un fenómeno conocido otorgándole un nombre científico para definir un diagnóstico médico.[134]
Gardner plantea que en una explosión de disputas por custodia de niños en los últimos años ha observado un trastorno en los niños que aparece exclusivamente durante estas disputas[135] pero se basa exclusivamente en una percepción personal y no presenta estudios estadísticos fiables.
El concepto de SAP fue elaborado a través de argumentos que no son válidos para el método científico sino que pueden ser considerados falacias: la aplicación de analogías, el pensamiento circular y la apelación constante a la autoridad.[4]
Por eso sus trabajos sobre el SAP nunca fueron aceptados para su publicación por ninguna universidad o sociedad científica. Gardner publicó todos sus libros en una editorial de su propiedad, Creative Therapeutics. Esta editorial nunca publicó libros de otros autores.
El conocimiento científico es abstracto mientras que el pre-científico, a-científico, anti-científico o pseudo-científico, es básico e intuitivo. Para éste una hipótesis se apoya en una experiencia personal, en una profunda convicción, en un prejuicio y no en evidencias racionales. Le basta con encontrar una actividad sustancial para explicar todas las particularidades, hace un medio absoluto de explicación de un fenómeno aislado sofocando cualquier pregunta. Para el espíritu pre-científico la malignidad es sustantificada y las investigaciones obturadas. Las respuestas y certidumbres están dadas a priori.[134]
Este es el caso del SAP.
La Escala de Validación del abuso o SAL que ideó Gardner adolece de muchos problemas metodológicos, en sus parámetros y en sus puntuaciones los cuales miden un único enfoque. Esto es: está basada enteramente en la observación personal del autor de un desconocido número de casos observados en una práctica forense. Aunque las referencias aluden a estudios llevados a cabo entre 1982 y 1987 estos nunca fueron publicados, no fueron reportados, no fueron validados por pares (per review) y son de validez desconocida.[136]
El SAP sería, entonces, el producto de pruebas anecdóticas recogidas por Gardner en su consulta privada.[137]
Además junto a la falta de evidencia científica se muestra la presencia de secuencias lógicas inválidas en los argumentos.[4]

[editar] Diagnóstico del SAP

Según el dr Antonio Escudero Nafs, presidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría y ex presidente de la Asociación Madrileña de Salud Mental, la hipótesis del SAP entra en conflicto con varias cuestiones metodológicas importantes:[4]

• Los criterios diagnósticos del SAP son ambiguos e indefinidos.

• Describe un conjunto de signos plurívocos, es decir, que no responden a una etiología u origen común y por tanto a una enfermedad definida que los cause.

• Para definirlo como síndrome recurre, sin ninguna secuencia lógica, a analogías con enfermedades orgánicas. Pero el método científico no admite analogías - la propiedad de un concepto, objeto o suceso que se aplica a otro - como prueba argumental. El razonamiento por analogía no es una inducción válida en ciencias.

• El mecanismo de acción se da por probado y es a su vez una premisa para una deducción lógica, por lo tanto se trata de una falacia.

• Gardner no incorpora definiciones operativas de los síntomas sino descripciones sobre la función que representan en la campaña de denigración.

• Las manifestaciones del niño se traducen falsamente como síntomas clínicos.

• Gardner encuentra una sola causa del rechazo de un progenitor por parte de un niño: el lavado de cerebro. La frontera con otras patologías es clara y precisa, el cuadro, según sus palabras, es obvio, uno de los más puros en psiquiatría[138] y muy fácil de diagnosticar ya que cualquiera que lo vea lo reconocería inmediatamente.[139]
La atribución de pureza pertenece al campo de lo evidente, al mundo natural. El pronóstico es siempre el mismo.
Esto contradice todos los criterios médicos de la imposibilidad de univocidad en la interpretación de un síntoma en la conducta: para la medicina el síndrome siempre plurietiológico, es decir que un mismo síntoma puede ser producido por diversas causas.
Ante un mismo síntoma distintos médicos pueden diagnosticar diferentes enfermedades porque la clínica es cambiante y las fronteras con otras patologías siempre difusas por eso los diagnósticos diferenciales son siempre discutibles y el pronóstico es variable.

• Para la psiquiatría los procesos mentales están en continuo movimiento y nunca fijos, pero para el SAP la alienación es tratada como un proceso mental crónico, sin movimiento y fijo.
El conjunto de ocho síntomas del SAP se considera válido para todas las edades obviándose el complejo desarrollo cognitivo del niño.
En ningún momento se contemplan variables básicas como la capacidad de representación, el desarrollo del lenguaje, el papel del juego, el desarrollo de la capacidad de pensamiento, la comprensión de la realidad y la fantasía, la construcción de hipótesis sobre la realidad, las relaciones con los otros, el desarrollo moral o el progresivo conocimiento del mundo social. El niño que se evalúa en el SAP es el mismo desde su nacimiento.

• Si a diferencia del resto de los síndromes psiquiátricos el SAP es fácilmente diagnosticable, puro y tiene una causa única, toda la complejidad de la psique humana ha sido simplificada al máximo borrando las contribuciones de Jean PiagetLev VygotskiRené SpitzMargaret MahlerMelanie KleinAnna Freud , Mary AinsworthDonald WinnicottJohn BowlbySerge LeboviciJulián de AjuriaguerraRené DiatkineDidier AnzieuErik Erikson, y todos los autores que han contribuido al conocimiento del desarrollo infantil.

• El mecanismo patógeno de adoctrinamiento y lavado de cerebro no se explica. Se lo da por sentado como premisa básica a partir de la cual se asume deductivamente una conclusión, sin niguna secuencia lógica previa.

[editar] El diagnóstico del SAP no es médico sino jurídico

El SAP no es diagnosticado fuera de un litigio por custodia.[140] [138]
Su argumentación tiene como primer objetivo pragmático la aceptación de sus ideas en los tribunales y no un tratamiento médico. Se supone al SAP un intento de medicalizar lo que es una lucha de poder por la custodia de un hijo.[141]
Según Andrés Montero, Presidente de la («Sociedad española de psicología de la violencia».) y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid[142] la perdurabilidad del SAP en contra de toda evidencia científica responde a que es un artefacto psico-jurídico diseñado con propósitos misóginos instrumentado por maltratadores en relaciones de violencia para desacreditar el rechazo justificado que sienten ciertos niños hacia su agresor.[143]
Gardner propone que siempre que un menor realice una acusación de abuso sexual contra su padre el profesional que lo atiende averigue si sus padres se están divorciando en cuyo caso posiblemente la denuncia sea falsa.[144]
En este contexto el SAP se convierte en una herramienta para litigar que desacredita las acusaciones de abusos sexuales a los menores lanzándose al ataque en contra del progenitor inductor[137] culpabilizando a las madres de las conductas de sus hijos dando por hecho que las mujeres y los niños mienten.[145]
El diagnóstico diferencial entre SAP leve, moderado y severo respecto al alienador se basa fundamentalmente en si se opone judicialmente a las solicitudes del progenitor alienado. El objetivo al definirlo como síndrome médico es justificar su admisión en juicios como diagnóstico pericial. La aceptación del diagnóstico, pone en marcha automáticamente la terapia de la amenaza, fin último del SAP.

Es condición para su utilidad judicial que el síndrome sólo pueda ser atribuible a una causa única.
Paradójicamente cualquier intento del progenitor diagnosticado de actuar legalmente o de probar la inexistencia de su SAP confirma su condición de alienador.
La identificación de un único progenitor y un niño como patológicos sirven de justificación judicial para el cambio de custodia como terapia.[4]
Juristas, psiquiatras y asociaciones de mujeres alertan sobre las consecuencias que tiene aceptar la existencia del SAP en los expedientes jurídicos. A partir de ahí, cualquier cosa que diga la persona diagnosticada será considerada un síntoma y, por tanto, deja de tener validez.

[editar] Acusaciones de abuso sexual

La veracidad de las acusaciones de maltrato o de abuso sexual infantil es algo que debe decidir un juez en un juicio. Los peritos psiquátricos no estarían en condiciones de decidir si el hecho ocurrió realmente o no. Se le cuestiona a Gardner que confundió un rechazo infantil hacia un progenitor con un síndrome médico, un problema de relación y vínculo paterno-filial con un trastorno psiquiátrico infantil.
En vez de investigar los motivos del rechazo del niño hacia su padre, Gardner (y el SAP) da por supuesto que este niño fue influenciado por un adulto ya que no considera natural que un niño pueda rechazar a su progenitor.[138]
La bondad del padre alienado es una premisa dada y necesaria para el cambio de custodia y no se cuestiona.[4]
Gardner se muestra preocupado por el alarmante aumento de acusaciones de abuso sexual contra los pares biológicos sin aportar ningún estudio estadístico, solo basándose en la percepción de su propia experiencia.
Un extenso estudio de Thoennes, Pearson y Tjaden de la «Association of Family and Conciliation Courts Research Unit».) concluye que no se puede decir que las denuncias de abuso aumenten durante los divorcios y cuestiona que sean más frecuentes las acusaciones de abuso sexual en los divorcios.[146]
Las hipótesis de Gardner se basan en el supuesto de que en casos de disputa por la custodia existe una alta incidencia de acusaciones de falsas de abuso sexual infantil mientras que las estadísticas conocidas hasta el momento prueban lo contrario: solo en el 2% de los divorcios controvertidos aparecen acusaciones de abuso sexual, tasa mucho menor que la que aparece en matrimonios no divorciados.
El estudio de Thoennes, Pearson y Tjaden muestra que de este 2% aparecieron falsas acusaciones solo en un 5% de los casos.[nota 16] [nota 17]
En un exhaustivo estudio del Department of Social Work and Human Services, Monash University, Clayton, VIC, llevado a cabo en Australia en el Tribunal de familia de Canberra y Melbourne, concluyeron que no se puede decir que las denuncias de abuso aumenten durante los divorcios.[147] [nota 18]
Según Merrilyn McDonald los profesionales que dicen que aumentan las denuncias durante un divorcio no han aportado data empírica y por lo tanto no pueden ser tomados en cuenta ya que la investigación científica muestra lo contrario.[148]
La dra Kathleen C. Faller sostiene que los autores y la prensa que han afirmado que las acusaciones de abuso sexual son más frecuentes durante los divorcios no presentan ninguna información, investigación o estudio sobre el tema.
Ella revisa ampliamente la bibliografía científica sobre el tema y demuestra que no aumentan las falsas denuncias y ni siquiera las denuncias durante los divorcios controvertidos.[149]
Otros autores que han revisado la bibliografía científica y la literatura empírica al respecto llegan a las mismas conclusiones.[150] [151] [152]
Organizaciones que trabajan en temas de abuso sexual infantil o violencia doméstica en distintos países alertan sobre los riesgos de la utilización del SAP en los juicios por custodia en divorcios debido a las consecuencias que acarrea no por el mal uso del SAP sino por sus fundamentos teóricos mismos:
El descreimiento de la palabra de los niños y la demonización de las mujeres.[153]
En declaraciones a Europa Press, la pediatra dra Dolores Aguilar dijo que el SAP lo único que hace es negar las causas reales del rechazo hacia el padre, que muchas veces están en las propias vivencias negativas del menor.[154]

[editar] Transgresiones a la ética profesional

Para el Gardner la discriminación de la verdad o falsedad del abuso queda a criterio del perito psicólogo o psiquiatra. Gardner propone que el tratamiento del SAP lo realice el mismo perito que diagnostica el SAP. El secreto profesional no existe para el SAP.
Que el mismo profesional realice el tratamiento y la falta de confidencialidad se consideran graves faltas a la ética.
Según los códigos de ética de los psicólogos y psiquiatras en los países occidentales el profesional que testifica como perito en un juicio debe ser imparcial y no puede realizar un tratamiento psicoterapéutico a las partes del juicio.
Cuando un psicólogo testifica como perito en un caso de maltrato o abuso sexual informa sobre lo que observó en el niño pero no puede expedirse sobre la veracidad o no del abuso sexual ni a favor de quien debería ser otorgada la custodia.
La Guía para evaluaciones en custodia infantil durante litigios en divorcios de la Asociación Psicológica de los Estados Unidos también afirma que el psicólogo debe ser un experto profesional que debe mantenerse imparcial y no actuar como juez.
Además el psicólogo debe recabar información de otros adultos cercanos al niño, algo que Gardner prohíbe estrictamente alegando que el síndrome afecta también al entorno del niño.[155]
Según el Código Internacional de Ética Médica[nota 19] el médico debe guardar el secreto absoluto de todo lo que conoce acerca de su paciente, incluso después de que éste haya muerto.[156]
Está prohibido revelar datos del tratamiento que se encuentran bajo estricto secreto profesional , el profesional que lo infringue es expulsado de las sociedades de pares y puede perder su licencia.[157] [nota 20]
Las amenazas sobre los niñ@s, la coacción y la coerción legal, los punitivos de encierro o aislamiento, la prohibición de contacto entre un niño pequeño y su madre, la eliminación de sus derechos y la falta de confidencialidad son motivos suficientes como para que profesionales de la salud mental consideren el tratamiento del SAP una mala praxis.[158]
Para la Asociación de Psiquiatras Argentinos («APSA».), los psiquiatras deben cumplir las normas nacionales e internacionales para llevar a cabo sus investigaciones. Una investigación que no se lleva a cabo de acuerdo con los cánones de la ciencia no es ética.[159]
Las supuestas investigaciones de Gardner nunca fueron publicadas ni validadas por pares.[136]

[editar] Misoginia

Se le cuestiona la adjudicación del papel de progenitor alienador siempre a las madres y no al padre. Se le critica la identificación de un único progenitor y un niño como patológicos (el padre siempre es presupuesto, sin ninguna evaluación psicológica, la parte sana) y la justificación judicial del cambio de custodia de la madre hacia el padre como terapia. Para algunos autores el SAP colabora en la construcción de un estereotipo social de la madre malvada, manipuladora y vengativa dispuesta a todo con tal de separar a un padre bondadoso de sus hijos.
Se cuestiona que el SAP sostiene el principio de inocencia para los acusados de abuso pero el de culpabilidad para las acusadoras.[141] La mujer aparece como el factor etiológico del SAP y su causa principal. Todo lo que se diga la parte alienadora, hable o actúe se considera síntoma y confirmación constante del propio diagnóstico.
El SAP presenta a las madres como constantes inventoras y generadoras de denuncias de abuso sexual.
Sin embargo, según un informe oficial de denuncias de abuso sexual infantil en los Estados Unidos[160] el 78% de las denuncias de abuso fueron realizadas por profesionales, organismos estatales, docentes y trabajadores de la salud mientras que solo el 28% fueron realizadas por el padre, la madre, otros familiares, vecinos o anónimos. Las madres realizaron una ínfima cantidad de las denuncias.

[editar] Vulneración de los derechos del niño

La utilización del SAP como argumento puede tener graves consecuencias para los niños que buscan protección y defensa legal en los juzgados.[137]
El diagnóstico presupone que los menores mienten, no se respeta sus manifestaciones y se minimizan situaciones de abuso y maltrato. No se da credibilidad a las manifestaciones de los niños ni de sus madres.[141]
Se da por sentado que los buenos recuerdos del padre son verdaderos y los malos recuerdos del niño son falsos.[4]
Son motivo de diagnóstico del SAP tanto que el niño de razones muy vagas sobre su rechazo como si da motivos específicos y describe abusos horribles de una forma muy convincente.[161]
Se le critica al SAP que se fundamente en una concepción pre patronal del niño sin palabra propia, alienable y proclive a renunciar a sus afectos por presión de otros.[162]
Aunque la realidad psíquica de los padres modela la de sus hijos ésta nunca es modelada en forma pasiva.[163]
A pesar de la fundamental influencia materna en la mente de un niño éste no es una tabla rasa y no es posible que ella tenga el poder de borrar de la memoria de su hijo recuerdos agradables e insertar falsos recuerdos desagradables. Cuando existe un padre que ha brindado cariño y protección no se puede lograr que un hijo deje de amarlo. Se critica la terapia propuesta por vejatoria de la concepción del niño como sujeto de derechos. Se le cuestiona que vulnera los derechos aprobados por la Convención sobre los Derechos del Niño al promover el aislamiento y la coherción como técnica terapéutica.[162]
La salida de los niños del hogar materno para ir a vivir con un padre al que temen deja una huella traumática que dura muchos años.[164]
Los psicólogos alertan sobre los intentos inadecuados de revinculación con el progenitor incestuoso que coloca al niño en situación de vulnerabilidad y desprotección.[165]

[editar] Véase también

[editar] Notas

  1.  «The therapist does well to view one aspect of the children's treatment as a kind of debriefing and deprogramming». (Gardner, 1999)
  2.  «The diagnosis of PAS is not made on the basis of the programmer's efforts but the degree of success in each child. The treatment is based not only on the degree to which the child has been alienated but also on the mother's degree of attempted indoctrinations» (Gardner, 1998).
  3.  «It is the resultant PAS manifestations in the child that determine the categorization» (Gardner, 1998).
  4.  «(...) the severe type, visitation may be impossible, so hostile are the children, hostile even to the point of being physically violent toward the allegedly hated parent» (Gardner, 1998).
  5.  «An older sister may be programming her two younger brothers into believing that their father is dangerous and noxious» (Gardner, 1999).
  6.  «The older children are especially likely to program the younger children during visits with the targeted parent» (Gardner, 1999).
  7.  «The therapist must also appreciate that older children may promulgate the programming down to younger ones» (Gardner, 1999).
  8.  «In the majority of cases of parental alienation syndrome, it is the mother who is favored and the father who is denigrated» (Gardner, 1991).
  9.  «My experience has been that this is much more often the case for female alienators than male alienators» (Gardner, 1999).
  10.  «Most often mothers are the initiators of such programming, and fathers are the victims of the campaigns of deprecation» (Gardner, 1998).
  11.  «Such programming mothers choose a female therapist-especially a woman who is generally antagonistic toward men The alienating parent» ("The alienating parent» (Gardner, 1999).
  12.  «Most often, the mother chooses a woman as a therapist, especially a woman who is herself antagonistic toward men» (Gardner, 1991).
  13.  «The mother and the therapist often develop a folie-à-deux relationship. However, when one, considers the fact that the programming parent already has a folie-à-deux relationship with the child, the addition of such a therapist justifies the term folie-à-trois for the arrangement» (Gardner, 1999).
  14.  «The court should order the mother to see the court's therapist, even though her maneuvers to obstruct the court-ordered therapy may be significantly supported by her own therapist» ("The alienating parent", Gardner, 1999).
  15.  «Even if the court were to order the mother's therapist to stop treating her, it is likely that she would find another person who would support her position» ("Moderate Cases of the Parental Alienation Syndrome", Gardner, 1991).
  16.  « Refieren que de cerca de un millón de divorcios anuales en los Estados Unidos 600.000 correspondían a matrimonios con niños pequeños de los cuales solo 90.000 tenían disputas por custodia. Los investigadores examinaron estos 9.000 casos en los que había disputa por la tenencia durante un divorcio en 12 estados en sus juridicciones judiciales. De los 9.000 solamente 169 casos (el 1,9%) incluyó acusaciones de abuso sexual de las cuales 48% de las acusaciones provenían de las madres, 28% de los padres y el resto de terceros. Los padres fueron acusados en 51% de los casos, pero también hubo acusaciones contra las madres, las nuevas parejas de las madres y los miembros de la familia extendida. La cifra es ínfima comparada con el total de denuncias de abuso en el general de la población. » (Thoennes 1990 ).
  17.  « Los estudios en hospitales canadienses mostraron que la cantidad de niños que presentaban síntomas de abuso sexual era casi la misma en niños envueltos en divorcios controvertidos que los de familias unidas. Hallazgos similares son señalados por McIntosh y Prinz (1993) quienes estudiaron casos de un tribunal en un solo condado: de los 1.675 casos solo el 2% de las disputas incluyeron denuncias de abuso sexual. En Australia menos del 1,7% de los divorcios controvertidos incluyen denuncias de abuso según S. Bordow, A Survey of Sexual Child Abuse Cases, Sydney, Counselling Service, Family Court of Australia, 1987.
  18.  «Hallaron que los casos de denuncias de abuso sexual infantil se habían duplicado entre 1993 y 1997 pero de estos solamente un 5% pertenecían a casos de abuso sexual en divorcio y de este 5% solo el 2% resultaron ser falsas. »(Brown 2000 )
  19.  “ Adoptado por la 3a Asamblea General de la Asociación Médica Mundial Londres, Inglaterra, Octubre 1949, enmendado por la 22a Asamblea Médica Mundial, Sydney, Australia, Agosto 1968 y la 35a Asamblea Médica Mundial, Venecia, Italia, Octubre 1983 “
  20.  “La confidencialidad y la obligación de guardar el secreto profesional están presente en las leyes del ejercicio profesional así como en los códigos de ética del psicólogo en todos los países, v.g: artículo 7 de la Ley 10306del ejercicio profesional del psicólogo en la Argentina, inciso 5 capítulo tercero del código de ética del Colegio de Psicólogos de Chile , artículo 40 del Código Deontológico del Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos de España, artículo 31 del título 7 del Código Deontológico y ético del psicólogo colombiano, el artículo 5: Privacidad y confidencialidad del Código de ética y principios de conducta para los psicólogos de laEthical Principles of Psychologists and Code of Conduct “